dimecres, d’octubre 03, 2007

Azorín a Laforet

«Carmen, ha hecho usted algo que la desmerece a nuestra vista; durante mucho tiempo, días y semanas, hemos estado titubeando; no nos decidíamos a inculpar, a reprochar, a acusar, como lo vamos a hacer incontinenti; lo vamos a hacer, porque se nos impone como un imperativo de conciencia. ¿Y qué es lo que ha hecho usted? ¿Qué es lo que suscita nuestra indignación? ¡Ahí es nada: un bello libro! Un libro que se titula Nada; un libro que viene a ser una cosa nueva en nuestra novelística. ¿Y usted, Carmen, Carmen Laforet, cree que se puede publicar impunemente una novela original, una novela bellísima...
¡Ah, Carmen, Carmen Laforet! ¡Qué cosas hacen los jóvenes que no saben lo que hacen! Por lo menos, otra vez "por lo menos", júrenos usted que no lo hará más; necesitamos esa declaración para nuestra tranquilidad... Y si acaso toma usted la pluma, lo que Dios no quiera, para escribir otra novela, que no sea como Nada, es decir, una novela nueva, sino una novela vulgar, pesada, prolija, sin observación minuciosa y fiel, sin entresijos psicológicos que nos hagan pensar y sentir. Sólo de este modo atenuará usted su primera y funesta falta. Sólo así le sonreiré yo, por mi parte, con bondad y con indulgencia.»
Azorín, fragment de Réspice a Carmen Laforet, Destino, Barcelona, 21 de juliol de 1945.



I ella –bartleby oblidada per Vila-Matas– va fer-li cas.