[Addendum]
Jean Baudrillard no és sant de la meva devoció —no puc amb la seva verbositat irrefrenable—, però a El complot del arte (Le complot de l'art. Illusion et désillusion esthétiques, 1997) hi ha algunes reflexions interessants que entronquen amb el meu comentari de l'altre dia. Les que cito a continuació estan extretes d'una entrevista que va concedir a Ruth Scheps el febrer de 1996:
«El gran giro se anuncia con Duchamp [...]: el acontecimiento del ready-made señala un suspenso de la subjetividad por el cual el acto artístico no es más que la transposición del objeto en objeto de arte; desde entonces, el arte no es más que una operación casi mágica: el objeto en su banalidad es transferido a una estética que hace del mundo entero un ready-made. El acto de Duchamp es infinitesimal, pero a partir de él toda la banalidad del mundo pasa a la estética y, a la inversa, toda la estética se vuelve banal [...]. Y el hecho de que el mundo entero se vuelva estético significa, en mi opinión, un poco el fin del arte y de la estética.»
I més endavant:
«Hoy las galerías presentan, más que nada, los desechos del arte. En Nueva York han desaparecido muchas de ellas, y las que quedan se ocupan en general de administrar residuos: no sólo el desecho constituye un tema frecuente, sino que hasta las propias materias del arte son deyección, así como los estilos son residuales. [...] Recuerdo haberme dicho, tras la última Bienal de Venecia [1993], que el arte es un complot e incluso un "delito de iniciados": encierra una iniciática de la nulidad y, sin ser despreciativos, tenemos que reconocer que aquí todo el mundo trabaja con residuos, desechos, bagatelas; todo el mundo reivindica además la banalidad, la insignificancia; todos pretenden no ser ya artistas.»
«El gran giro se anuncia con Duchamp [...]: el acontecimiento del ready-made señala un suspenso de la subjetividad por el cual el acto artístico no es más que la transposición del objeto en objeto de arte; desde entonces, el arte no es más que una operación casi mágica: el objeto en su banalidad es transferido a una estética que hace del mundo entero un ready-made. El acto de Duchamp es infinitesimal, pero a partir de él toda la banalidad del mundo pasa a la estética y, a la inversa, toda la estética se vuelve banal [...]. Y el hecho de que el mundo entero se vuelva estético significa, en mi opinión, un poco el fin del arte y de la estética.»
I més endavant:
«Hoy las galerías presentan, más que nada, los desechos del arte. En Nueva York han desaparecido muchas de ellas, y las que quedan se ocupan en general de administrar residuos: no sólo el desecho constituye un tema frecuente, sino que hasta las propias materias del arte son deyección, así como los estilos son residuales. [...] Recuerdo haberme dicho, tras la última Bienal de Venecia [1993], que el arte es un complot e incluso un "delito de iniciados": encierra una iniciática de la nulidad y, sin ser despreciativos, tenemos que reconocer que aquí todo el mundo trabaja con residuos, desechos, bagatelas; todo el mundo reivindica además la banalidad, la insignificancia; todos pretenden no ser ya artistas.»
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